La obra busca valorar las formas que poseen objetos pequeños de la naturaleza, que pasan inadvertidos para la visión humana debido a su tamaño o a su cotidianidad. Dicha valoración está dada por la forma de presentación de las piezas y la manualidad y oficio técnico aplicado en su modelado.

Para dar inicio al proyecto se presentaron  algunos objetos personales a través de una "Caja de memoria". Dichos objetos debían poseer algún significado emocional para el estudiante, de manera tal de obtener conceptos claves que permitieran un punto de partida hacia la búsqueda de una visualidad artística.

Luego de la búsqueda y organización de objetos, se realizó la asociación de una o más imágenes a los conceptos claves identificados en la caja de memoria de manera de ampliar nuestro acervo visual con respecto a un vocablo. Los conceptos seleccionados fueron "Naturaleza", "Miniatura" y "Evidencia". Se le consultó a personas cercanas (familia, novio, amigos) que conectaran el concepto con alguna imagen, la primera que se les viniera a la mente, y a partir de eso se configuró lo siguiente:

Realizar este ejercicio sirvió para comprender de una manera más cabal cómo funciona el mundo de las imágenes en las personas, y así poder vislumbrar que si bien algunos conceptos nos ligan a una imagen casi de manera universal, hay otros caminos y alternativas en lo que pensamos que es la mejor o la más obvia visualidad para un concepto.

Posteriormente se efectuó una etapa de búsqueda de referentes en distintas áreas la cual resultó en dos disciplinas artísticas: ilustración, con Ernst Haeckel; y cerámica con Ying Yueh Chang y Eva Zethraeus.

Aún sin definir el lenguaje a utilizar para el proyecto, se consideró que estos artistas ponían en tensión la naturaleza sobre todo desde un punto de vista de su valoración, que es lo que se busca con esta propuesta.